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sábado, 21 de mayo de 2011

TIEMPO ES VIDA


           




TIEMPO ES VIDA.  Este, es el lema que escogí hace ya muchos años como indicativo de mi profesión, como las palabras que más gráficamente representan, no solo la importancia de cada una de ellas, sino la indivisibilidad de ambas.
                                           Es algo muy frecuente escuchar aquello de  EL TIEMPO VUELA”  o “CUANDO QUIERES DARTE CUENTA, YA HA PASADO LA VIDA”.   Parece ser pues que solo aprendemos a valorar realmente el tiempo cuando la vida ya se nos agota. En ese momento, ya no nos es útil la enseñanza. Nos debería ser útil mucho antes. Cuanto antes lo aprendamos, mejor y más viviremos.
Y digo yo que no sería malo dedicarle a este tema  unos minutos. Cinco, por ejemplo. ¿Estarías dispuesto/a a emplear esos cinco minutos de tu vida  para intentar, aproximarte al menos, al conocimiento del valor que para todos debiera tener el tiempo?  Además, cinco minutos no significan apenas nada comparados con los millones de minutos que vivimos a lo largo de nuestra vida. Cinco minutos en una persona de una edad de 70 años vendrían a ser algo así como  5 / 36.792.000 = al  0.0000001 %  (Cero arriba, cero abajo) O sea; algo así como  el casi nada por ciento.
Hay algunas cosas que apuntaré, aunque parezcan evidentes. Por ejemplo;
La casi totalidad del personal lleva siempre su reloj. Si no sabemos que hora es, estamos perdidos. En la inmensa mayorías de los casos, El tiempo;  que debería hacernos sentir serenos, seguros, porque tenemos ese tesoro a nuestra disposición, nos estresa, nos agobia y termina amargándonos.
Nuestra vida transcurre entre hecho y hecho que están “marcados” con una hora determinada. El tiempo es el único elemento presente, SIEMPRE, de manera continuada e irreversible en nuestras vidas.
Cuantos más activos somos mas necesitamos mirar el reloj. Hay que tenerlo todo bajo control y en el control de TODO siempre encontramos,  como elemento determinante, el tiempo.
Sin embargo si somos descuidados  “desordenados” en cuanto al transcurso del tiempo, se refiere, puede ocurrir fácilmente que el tedio se apodere de nosotros.
Es decir: Si somos muy activos y siempre estamos haciendo cosas u ocupados en proyectos, el tiempo se nos pasa volando y no nos enteramos de nada de nada hasta que la vida nos pasa por encima como un tren de mercancías.
Por el contrario: Si somos un tanto indolentes, y el tiempo no es precisamente lo que nos quita el sueño, nos aburrimos y desaprovechamos aquello que nos es inherente a nuestra propia vida; El tiempo.
Les propongo algo muy sencillo para aproximarnos a esa bendita y a la vez siniestra realidad e indivisible dualidad tiempo - vida. Es lo siguiente:
Siéntese en un lugar cómodo, aislado del ruido,  y procure que nadie le interrumpa. Desconecte el teléfono móvil, el fijo,  el mp-3, la  T.V. la alarma, la video - consola, el ordenador, el “busca”, el telefonillo de la entrada a casa. Ponga su I-Pod dentro del inodoro y tire de la cadena, y elija con tranquilidad, pero con determinación, con qué martillo golpea el cuadro eléctrico de su casa hasta hacerlo añicos  para que no entre nada de nada desde el mundo exterior. Desenchúfese de todo y permanezca en absoluto y total silencio y con la máxima concentración posible, observando algo tan sencillo como es:  ver la aguja del segundero de su reloj avanzando segundo a segundo durante, tan solo, CINCO MINUTOS.
Probablemente se sorprenderá, y no poco, al comprobar lo largos que nos pueden parecer cinco minutos. Solo cinco minutos. Pero este, tan aparentemente corto espacio de tiempo, puede parecernos una eternidad si nos sentimos agonizar, o apenas sentir que pasan, si son cinco minutos de gozo. A uno esto le hace pensar, cuanto de real y cuanto de relativo, contiene el tiempo en si mismo.
Un ejemplo: Pérez pasa cinco minutos encerrado en un ascensor con Ángela Merkel. Esto produce en Pérez una determinada sensación que ahora no me apetece explicar.   Pero ahora  imaginemos que el tal Pérez pasa otros cinco minutos encerrado en un ascensor con  Kim Kardashian. Estoy seguro que Pérez siente una sensación distinta. Seguro. Y sin embargo ha pasado cinco minutos en ambos casos junto a una mujer, con la salvedad de que estas son distintas y diferentes, la una respecto de la otra. Podríamos poner el mismo ejemplo pero en clave femenina. Es decir; Irene, pasa cinco minutos con José Luis Torrente o con Brad Pitt. También en este caso, ambos, son hombres, pero la sensación, no es exactamente igual. Creo.
De modo que me atrevo a decir algo que no lo digo porque lo pueda demostrar sino, tan solo, porque lo intuyo.
Si aprovechamos el tiempo, con  moderación, es decir. Sin prisa pero sin pausa, tendremos tiempo para hacer muchas cosas en nuestra vida. Yo diría que bastantes más de las que nos imaginamos. Si lo utilizamos como si fuésemos a morir mañana no tendremos la calma suficiente para “sentir” como pasa el tiempo. No se trata, desde luego, de pasarnos la vida mirando el segundero, sino, de vivir a un ritmo que nos permita sentir que estamos vivos. Recuperar el “sentido” de  la vida y no seguir viviendo en un sin vivir continuo porque no tenemos tiempo. La clave está en saber la importancia del tiempo. Para ello apunto la prueba de los cinco minutos, con la intención de que cualquiera pueda darse cuenta de que realmente tenemos mucho tiempo y por lo tanto tenemos mucha vida. Debemos conocer, para así, mejor valorar al tiempo, porque,  como al principio decía, TIEMPO ES VIDA.


Emilio Martínez Arrés
Mayo de 2011