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viernes, 21 de noviembre de 2014

UNA PATADA EN EL CULO PERO...POR DIFERIDO




                                    Cuando percibimos más libertad  solemos utilizar solo lo que más nos gusta de ella. La libertad se puede utilizar para muchos fines. Algunos, placenteros  y fáciles de alcanzar y disfrutar casi al instante. Otros, no tanto. Conllevan; responsabilidad, esfuerzo, constancia,  renuncias a cosas gratas por otras que no lo son tanto. Así, ocurre que después de una época de disfrutar la libertad a tope nos damos cuenta que somos muy “libres” de hacer lo que nos dé la gana pero en ese camino engañoso del “todo va bien”, perdimos  valores éticos que nos privaron de la herramienta mas eficaz para sobrevivir; La voluntad, la responsabilidad, el deber cívico de participar en aquellos sitios en que se toman decisiones que a todos nos afectan. El gusto por las cosas bien hechas. El sentido de la curiosidad por saber, El respeto a los diferentes, El interés por la cultura  y en general por todo aquello que  sin ser medible ni contable ni acotable forman una invisible pero eficaz trama que hace que una persona  pueda vivir para si misma y para los demás.
Pero nos enseñaron que todo es  “resultados”. Ni esfuerzos  ni actitudes ni renuncias ni solidaridad ni gaitas. 
Llegados a este punto al que nos ha llevado un capitalismo sin par en cuanto a avaricia se refiere y la ausencia total de los antes citados valores éticos, lo que queda es; que  si eres débil, estas estorbando. Si tienes dudas, estás estorbando. Si sueñas, estas estorbando. Si piensas mucho, estas estorbando. Si no ofreces resultados cuantificables, la sociedad que tu mismo has contribuido a forjar te “elimina” mediante el consabido método de la  patada en el culo, pero “de parte de”. Es decir, que recibes la patada pero no te la dan ellos. No se si me explico. Pondré un ejemplo claro. Es una patada en el culo… pero en diferido.
2014-11-21
Emilio Martínez Arrés.