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domingo, 27 de junio de 2010

LA GARRAPATA





 GARRAPATA
1. f. Ácaro de forma ovalada, de cuatro a seis milímetros de largo, con las patas terminadas en dos uñas mediante las cuales se agarra al cuerpo de ciertos mamíferos para chuparles la sangre, que suele ingerir en tal cantidad que su cuerpo llega a hacerse casi esférico. (1ª acepción del diccionario de la R A E )
Una cosa es predicar y otra es dar trigo”. Conocidísimo dicho al que se recurre en numerosas ocasiones para exponer de una manera sencilla y clara la diferencia que suele haber entre lo que expresamos cuando aconsejamos a los demás y lo que realmente hacemos cuando llega el momento de ser consecuentes con nuestros consejos, con nuestras palabras.
Adquirir conocimientos de todo tipo, acumular información de cualquier origen o destino se ha convertido para todos en algo imprescindible. Parece claro que el conocimiento de las cosas, la información, no es algo intrínsecamente malo pero ocurre que, en general, los conocimientos que se adquieren no son utilizados principalmente para mejorar la vida del hombre. Esto, algunas veces ocurre, pero es “por añadidura”.
El esfuerzo que cada país hace en investigación de cualquier área de la ciencia, está dirigido en la inmensa mayoría de los casos hacia la meta de la primicia. Es decir: A llegar a adquirir un determinado conocimiento antes que los demás. A partir de ahí todo lo descubierto se deriva hacia la rentabilidad económica que nos permite un mayor grado de competitividad. Hecho este, que lleva irremediablemente a la pérdida de la misma por los demás. Pero como al parecer nuestra estulticia es algo superior, en tamaño, a nuestro cerebro (o a la capacidad de utilizar este con racionalidad y sentido común) pues seguimos esforzándonos en subir un escalón más sin ver, sin mirar o sin querer mirar ni ver, que cada peldaño que logramos subir quienes vivimos en países ricos, supone un peldaño mas que nos separa de aquellos cuya principal y muchas veces única misión consiste en sobrevivir un día más.
En los países ricos, la mayoría de los hombres mueren por causas naturales. En los países pobres la mayoría muere de lo que para ellos es también una causa “natural” EL HAMBRE. Mientras tanto, las multinacionales, comandadas por esos señores que aparecen poco en los medios informativos pero que mandan mucho en el mundo entero, aumentan sus beneficios al mismo ritmo (Aproximadamente) que aumenta el hambre. Pero además pueden y de hecho lo hacen desestabilizar y hundir económicamente a un país o a los que menester fuere , si es eso lo que hay que hacer, para seguir defendiendo sus intereses, que no son más que los de acumular dinero y poder hasta donde sea posible.
Hace algunas algunos años, habíamos muchos convencidos de que este tipo de ser – rata mezquino y odioso, solo se encontraba en los alrededores de los regímenes dictatoriales, ya que la opacidad de estos “sistemas” favorecía el cebado o engorde de estos entes tal como lo hace la garrapata, hincada su boca succionadora sobre la piel del perro que, para más inri, siempre suele ser flaco y sirve de alojamiento a la pulgas. Se nos decía que esas fechorías solo eran posibles en regímenes no democráticos, aquellas mismas voces u otras parecidas se van dado cuenta ahora que una cosa es predicar y otra es dar trigo. De manera que hoy, ellos y nosotros, sabemos que no es exactamente así.
Tras las crisis que nos van llegando regularmente, hemos sabido;
Que en países en los que se supone que los valores democráticos son algo inherente a la forma de vida de toda la sociedad, tal como creíamos que ocurría en EE.UU. esos seres, o lo que sean, han sido capaces de poner al borde de la quiebra a su propio país.
Que manejan a su antojo los “mercados” del o los países que se les antoje.
Que carecen de escrúpulos.
Que engañan a países enteros y a sus mandatarios, y que para ellos el mundo y las crisis son la misma cosa. Es decir. Una oportunidad de enriquecimiento sin límite.
Siempre me he preguntado yo que ¿Quién coño serían los mercados? Ahora vamos sabiendo algunas cosas sobre estos entes, pero al mismo tiempo constatamos otras que no nos hacen tener más fe que antes en la democracia ¿Por qué? Porque aunque es verdad que a los ciudadanos normales y corrientes se nos permite la posibilidad de cambiar a nuestros representantes, elijamos a quien elijamos, finalmente, estos habrán de inclinarse, con vaselina o sin ella ante quienes de verdad mandan. ¡Ojo! ¡Ojo! ¡Ojo! Y mandan sin necesidad de votos. No necesitan por tanto de ningún proceso electoral. Representan solo a quienes tienen, como ellos mismos, el único objetivo de aumentar beneficios. Solo necesitan avaricia, de las que dan muestras evidentes de no saciarse jamás y falta de vergüenza, que la desconocen desde que fueron engendrados.
Medio mundo hambriento, enfermo, sin agua, sin educación, en pie de guerra unos contra otros sin saber muy bien porqué. Pueblos enteros aplastados por ejércitos salvadores en nombre de las mismas democracias que les venden las armas a sus contrarios o de religiones que les adormecen. Sin futuro, en suma, para ellos ni para sus hijos, porque muchas veces, estos, son quienes empuñan las armas que fabricamos los países ricos y además democráticos.

Y a mí, y supongo que no solo a mí, se me ocurre pensar mientras tanto que;
-La iglesia católica acumula riquezas y no puede tapar ya más tiempo sus vergüenzas
-Los amos de los mercados siguen jugando con el mundo y siguen emulando a las garrapatas.
-Las realezas nos insultan y avergüenzan con su ostentación y lujos provocadores.
-Y muchos de los políticos que nos prometen soluciones, están hasta las barbas de corrupción, de mentiras, y no cesan en su despilfarro a cuenta del que cada vez tiene menos.



¡! Pues no me lo callo!! .
Hay ocasiones en las que siento ganas de vomitar sobre los platos y las copas;
De los obispos, cardenales y demás eminencias,
De las realezas y sus nobles acólitos lameculos,
De los amos de los mercados y responsables de la miseria que padecen millones de personas,
De todos los políticos corruptos y mezquinos, que haberlo haylos.
En cuanto a aquellos que se autoproclaman representantes de todos los trabajadores pero que viven principalmente, y además muy bien, a costa de los presupuestos generales del estado. O sea, también de mi bolsillo, ya se me ocurrirá algo.

Cada vez que pienso en todo esto se me pone una imagen fija en el cerebro. No puedo sacarla ni con alicates. Es la figura de; LA GARRAPATA

Elda. 27/06/2010
Emilio Martínez Arrés

martes, 22 de junio de 2010

¿QUIEN CREES QUE ERES TÚ?



La verdad parece que se acerca mucho a aquello de que cuantas más respuestas encontramos en el camino de su búsqueda, nos encontramos con muchas mas preguntas de las respuestas halladas. Así que no parece que sea una contradicción decir que cuanto más sabemos, más conscientes somos de que mas ignoramos.
Esta conclusión creo que podría ser etiquetada como errónea o al menos como discutible, porque en realidad lo es. Todos sabemos mucho más que cuando comenzamos a “saber”. La diferencia es enorme y no la podemos cuantificar ni cualificar con fiabilidad o precisión dado el grado de conocimientos adquiridos desde que el ser humano descubrió el fuego y comenzó a sentirse realmente dominante entre las especies que le acompañaban.
Algunas luces si se ven entre tanta oscuridad, pues aunque no sepamos medir con exactitud la diferencia en relación a preguntas/respuestas que nos separa de los primeros hombres que comenzaron a preguntarse ¿qué hacemos aquí? si es cierto que han evolucionado las cosas de forma vertiginosa.
Imaginemos el miedo que probablemente aterrorizase a aquellos seres primitivos cuando oían el ruido de un trueno o cuando veían caer una chispa de una tormenta.
Es probable que el miedo de nuestros antepasados a una simple tormenta no fuese menor que la angustia que en la actualidad puede sentir aquel a quien acaban de comunicarle que lleva dentro un cáncer que no le dejara acompañar a la vida más de seis meses... Pero curiosamente, como nuestro amigo neandertal no sabía de la existencia del cáncer y por otra parte, quizá algún animal acabase con él dentro del periodo de esos seis meses, pues resulta que no sufriría por el mortal cáncer porque no lo conocía y sin embargo vivía aterrado por el trueno y el rayo.
¿Cabe concluir que la búsqueda del conocimiento no solo nos hace sentirnos cada vez más pequeños ante la enorme cantidad de preguntas que cada día hemos de hacernos sino que, y además, no dejamos de sufrir los miedos y los temores (aunque sea a otra escala) que sufrieron nuestros antepasados? Y si así fuese, ¿En que consiste el avance del hombre frente a los caminos que la vida abre ante él, cada día?
Quizá solo podamos decir que, el avance en el conocimiento del hombre, es solamente relativo.
El hombre temía al trueno, al rayo, a la tormenta que hoy podemos predecir aproximadamente cuando y donde se va a producir, con qué intensidad y duración. Aún no podemos dominar el hecho, es verdad, pero le conocemos. El conocimiento pues, acaba con el miedo que a todos nos irradia lo desconocido. Así, el neandertal no sufría por ser portador de un cáncer, sufría por el desconocimiento de un fenómeno natural como lo es una tormenta.
Si pudiésemos comparar los miedos de nuestros antepasados en relación a lo que conocían se podría decir por hacerlo de una manera sencilla y comprensible que la relación sería de 1/1 Pero hoy, no. Hoy, el hombre sabe más. Sabe muchas cosas. El conocimiento del hombre en todas las materia imaginables ha crecido durante los últimos siglos a una velocidad que da vértigo solo pensar en ello. La relación existente entre lo que el hombre actual sabe y lo que “sabe” que ignora podría ser la de 100.000/1.000.000
El hombre de neandertal sabía pocas cosas pero, intuyo al menos, que tenía pocas incógnitas por despejar. Sin embargado, el hombre actual sabiendo 100.000 cosas más, lo cierto es que tiene ante sí muchas más preguntas por contestar que las ya resueltas
Visto así, parece claro que cada vez estamos más lejos de la verdad completa. Y si esta “realidad” u opinión que me temo no ser el único que la percibe es como parece ser de un crecimiento exponencial, yo me pregunto. ¿Vamos por el buen camino?
Sigo pensando que habríamos de despojarnos en la medida de lo posible, de la soberbia. Entonces y solo entonces podríamos al menos intuir que aunque en relación a la verdad absoluta nuestra consciencia nos dice que nuestro conocimiento es menos que el de hace 5.000 años, una cosa es innegable y creo que positiva. ”Sabemos“ que cada vez es mayor la cantidad de cosas que ignoramos.
Visto con humildad, parece que no vamos tan mal. Pero si tú sabes más cosas y con mas certeza, Dime. ¿QUIÉN CREES QUE ERES TÚ?

Elda 2010-06-21
Emilio Martínez Arrés