PARTE I Comenzado
a escribir a finales de 1.985
Juan 2:
13-16
13 Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a
Jerusalén,
14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y
a los cambistas allí sentados.
15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y
las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las
mesas;
16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis
de la casa de mi Padre casa de mercado
“El nuevo testamento” es un
libro absolutamente recomendable para cualquier ciudadano de este, cada vez mas
pequeño, y alterado país.
Su lectura, proporciona siempre
nuevos elementos de información y análisis que ayudan al lector a tener; puntos
de vista, referentes nuevos sobre los viejos problemas de siempre. Y todo ello
con la ventaja de poder acercarse a él
como creyente; al reconocer sus textos como Palabra de Dios” o bien leerlo sin ningún tipo de prejuicios.
Es decir, considerando que el libro es simplemente una narración épica.
En ambos casos el lector, quedará
entusiasmado por la facilidad con la que Jesús de Nazaret, el hijo del
carpintero, arranca la mascara de la falsedad y la hipocresía de todos cuantos
en aquella época alardeaban de cualquier
tipo de legitimidad para ejercer el
poder político, el religioso, el social, el económico etc. etc.
Han transcurrido 2.000 años
desde entonces y es de justicia reconocer que el hombre ha encontrado algunas
respuestas a sus problemas de siempre aunque también es verdad que tiene ante
si, mayor numero de preguntas que antes. Lo cierto es que a pesar del innegable
avance en lo material, seguimos, creo yo, experimentando sentimientos parecidos
a nuestros antepasados. Alegría y tristeza. Solidaridad e indiferencia. Amor y
odio. Generosidad y egoísmo.
Todos los sentimientos o actitudes, están desde hace muchos años
catalogados y en función de la cultura o la actitud personal del “catalogador”,
ante la vida en general, “valorados” y mostrados al personal como constructivos o
destructivos, como negativos o como positivos… Y utilizando la terrible
herramienta del maniqueísmo, como buenos
o como malos. “Para simplificar las cosas” se nos dice.
Si el hombre abriese los
ojos, sus oídos, su inteligencia en fin, a cuanto le rodea, y adaptase una
actitud crítica ante cualquier información que reciba, sea cual sea el
conducto, otro gallo nos cantara. Otro futuro tendríamos por delante. La
comodidad egoistona e infértil se ha instalado en el alma del hombre de hoy.
Así, se nos explica que, se es solidario cuando
aportamos algo de los que nos sobra
para darlo a quienes de casi todo lo material carecen. Es decir: Con los
20 duros que puede costarle un café puede
Vd. hacer tres cosas. A saber 1) Alimentar un niño durante un tiempo
hasta que una enfermedad una mina o una bala le maten o el propio sistema le
convierta en “carne de cañón” en todos los sentidos. 2) Echarle unos kilitos de
sordina a la conciencia que pertinaz e inoportunamente no deja de advertirnos
que lo de los 20 duros es casi, casi una burla. 3) Mantener el sistema que nos
permite llamarnos solidarios en un mundo partido en dos. Los que ya ni saben
todo lo que tienen y los que saben perfectamente que no tienen de nada.
Parte II
Cuando nos esforzamos en
emplear un poquito de nuestro tiempo y analizar, siquiera sea brevemente, lo que le ocurre a esta sociedad nuestra, nos
damos cuenta de que casi todo anda mal. Parece que el mundo entero se volvió un
poquito esquizofrénico. Aquí todo marcha de mala manera.
No quiero ser
excesivamente puntilloso pero la corrupción,
el escándalo por las actitudes y por los
hechos, prácticamente en todas las instituciones de cualquier clase, la ley del
mas fuerte, la falta de respeto al diferente por el solo hecho de serlo, la
atrocidad de las guerras que continúa
ofreciendo vergonzosos comportamientos de gobiernos que condenan la
violencia pero fabrican las armas, que dicen buscar la paz pero no paran las
guerras porque si las ganan otros
“significaría cosas mucho peores para todos”. La continua ofensiva de los
medios de comunicación ofreciendo a nuestros jóvenes; Los ingenios electrónicos más potentes. La
música más espectacular. La imagen de
quienes quieren presentar como ejemplo a seguir por nuestra juventud.
¿Y los valores? ¿La ética?
¿El comportamiento individual y colectivo? ¿El compromiso con la familia, con el entorno más cercano y con la sociedad en general? ¿Con el país?
¿Acaso alguien nos dice en
un medio de comunicación sea cual sea
que el esfuerzo es algo positivo para la persona? ¿Han oído leído alguien en los últimos años decir
que hay que sembrar primero para poder optar a recoger después? Yo no.
La sociedad está (estamos
todos) adormecidos, y convencidos de que
todos los problemas los van a resolver las nuevas tecnologías y que lo único que hay que hacer es esperar, y en los casos mas positivos, montarse un Google o un Facebook. No es por ahí, creo.
A veces pienso que habría
que zarandear un poquito bastante a esta
sociedad dormida. Pero claro, la violencia no es el camino, nos dicen, Yo ya no
se que pensar. Jesús de Nazaret, el hijo
del carpintero, preguntado por sus discípulos sobre ¿Cuántas veces habremos de perdonar, maestro? Contestó. Hasta setenta veces siete.
Parece pues que la respuesta no es la violencia.
Pero de verdad, de verdad les digo que cuando veo tanta
desvergüenza y tanto escándalo me
acuerdo mucho del Jesús que entró en el templo y echó a latigazos a los
mercaderes.
No propongo la violencia. No
soluciona nada, pero… Pero a Jesús de Nazaret, el mismo que fue crucificado sin
oponer resistencia, también se le hincharon los cataplines. ¿Vale.?
Pues eso. No sé bien que hay
que hacer, pero creo saber lo que no hay que hacer. No hay que seguir
sometidos, por quienes gobiernan el
mundo sin votos pero con mucho dinero. Aplatanados, e inermes esperando que
todo lo resuelvan las nuevas tecnologías, Hay que pensar alguna medida no
violenta pero eficaz y a ser posible ejemplarizante
para echar a los mercaderes y a sus besa culos, de los templos o de las
cloacas. Aún no se la formula (estoy en ello) pero hay que echar a los
mercaderes.
2016-09-27
Emilio Martínez Arrés


